Recopilado por Psic. Bertha Vasconcelos

La ansiedad se define como un estado de preocupación y temor excesivos. La persona que la padece anticipa resultados negativos aun cuando éstos tengan pocas probabilidades de suceder. La intensidad, duración o frecuencia de la preocupación no corresponden con la posibilidad o efecto real del evento que tanto se teme. El que la sufre simplemente no puede controlar sus pensamientos ni los síntomas físicos que la acompañan. También se muestra impaciente, irritable, demandante, con poca tolerancia a la frustración, se desespera si no obtiene lo que desea y como lo desea de inmediato, puede ser demostrar hostilidad con aquellos que considera lo frustran. Las personas que están ansiosas no se percatan del efecto que provocan en los demás con su sentido de urgencia.

Factores que predisponen a las personas a sufrir ansiedad
Existen factores de riesgo para sufrir de ansiedad, como padecer algún trastorno médico, ya sea endocrino, neurológico o cardiopulmonar. El mal funcionamiento de la tiroides, la menopausia, cambios hormonales, sufrir de epilepsia, arritmias o fibrosis pulmonar puede predisponer a una persona a desarrollar un trastorno de ansiedad. La preocupación que entraña el desenvolvimiento de una enfermedad, así como los efectos secundarios de los medicamentos y/o consecuencia del tratamiento pueden generar ansiedad en la persona que la padece. El ser humano tiene un mecanismo para lidiar con los eventos estresantes que nos preparan para huir o defenderse, sin embargo, cuando éstos se acumulan unos tras otros, tienen un efecto abrumador y podría ser que se desarrolle un trastorno de ansiedad. La Clínica Mayo también establece que ciertos tipos de personalidad y la herencia hacen más propensas a las personas a la ansiedad, tanto como estar en una relación infeliz o un trabajo que las haga sentir inseguras.

La ansiedad se asocia con la dificultad para manejar el enojo (tanto por ser agresivo como por reprimir la ira), socializar, sentimientos de frustración, haber tenido pérdida de uno o ambos padres en edad temprana, haber sido víctima de frecuente abuso psicológico, sexual o físico, padres perfeccionistas y demandantes.

La ansiedad y la depresión suelen ir juntas, son primas hermanas. Aunque es posible que se padezca una sin la otra. Son muy distintas y son REALES. Estos sentimientos pueden ser dolorosos y pueden incapacitar al que la sufre. Las personas que luchan contra la ansiedad y la depresión merecen recibir tratamiento

La ansiedad es la consecuencia de la percepción de peligro. No se puede sentir angustiado si no se dice a sí mismo que va a pasar algo terrible. Cuando se está deprimido, se tiene la sensación de que la tragedia ha sucedido ya. Se siente triste, desmoralizado y decaído. Se pierde el interés por la vida y por las demás personas. Piensa que las cosas no cambiarán nunca y que será desgraciado para siempre.

Si se está deprimido, es probable que pueda sentirse angustiado. En algunos casos, si se está luchando contra la ansiedad, podría sentirse deprimido también. Puede ser que la persona  trate de ocultar sus síntomas de inseguridad o de pánico, creyendo que las demás personas lo despreciarán o lo tomarán por alguien raro si supieran como se siente en realidad por dentro. La ansiedad puede asustar mucho, pero no es peligrosa, y es de buen pronóstico en cuanto a las probabilidades de recuperación. La psicoterapia puede ayudar mucho si te sientes atascado o abrumado, o si tu ansiedad es extrema.

Síntomas físicos de la ansiedad

En esta sección encontrarás los síntomas físicos de la ansiedad, pero puedes percibir estos síntomas en los demás también: la persona hiperventila, habla rápido, se impacienta con facilidad, reacciona con hostilidad ante una negativa o cuando se frustra (se nota en su tono de voz, pudiendo llegar a ser grosero), tolera mal el estrés, es demandante.

Los síntomas físicos de la ansiedad son comunes, y ciertos tipos de ansiedad tienden a estar asociados a esos síntomas. Para poder afirmar que usted padece un Trastorno de Ansiedad es necesario la manifestación abrupta de cuatro o más de los siguientes síntomas, alcanzando su máxima intensidad en los primeros 10 minutos:

 

  • Palpitaciones, sacudidas del corazón o ritmo cardiaco acelerado
    • Sudoración
    • Temblores o sacudidas
    • Sensación de ahogo o falta de aliento
    • Sensación de atragantarse o dificultad para tragar.
    • Malestar, presión o incomodidad en el pecho
    • Náusea o molestias abdominales
    • Sensación de mareo, inestabilidad, vértigos o desvanecimiento
    • Sensación de irrealidad o despersonalización (estar separado de uno mismo)
    • Miedo a perder el control o a volverse loco
    • Miedo a morir
    • Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
    • Escalofríos o sofocaciones

 

En la actualidad existen diferentes tipos de tratamiento y muchos pacientes que han sido tratados por los ataques de pánico, se han recuperado tras sólo unas cuantas sesiones de psicoterapia, dependiendo de lo grave o crónico de su condición. La ansiedad y la preocupación son muy comunes, por lo que acabamos etiquetando innecesariamente a las personas. Si el médico te dice que padeces un trastorno de ansiedad o varios, puedes sentirte anormal o avergonzado por lo que el diagnóstico puede agudizar estos sentimientos. Puedes llegar a la conclusión de que padeces una «enfermedad del cerebro» o una enfermedad mental. Lo más probable es que no sea así. Te puedes sentir víctima de fuerzas que están fuera de tu control y llegar a la conclusión de que tienes que someterte a un tratamiento con medicamentos para mejorar. En la mayoría de los casos, esto tampoco es cierto.

Existen actualmente nuevos tratamientos, eficaces y libres de medicamentos alópatas, y el pronóstico de recuperación plena es excepcionalmente bueno. Muchos pacientes que han sido tratados, aun por ataques de pánico, se han recuperado tras sólo unas cuantas sesiones de psicoterapia dependiendo de lo grave o crónico de su condición.

Estrategias que pueden ayudarte a combatir la ansiedad, el estrés y el temor en tu vida diaria

La Clínica Mayo da las siguientes recomendaciones:

  • Hacer ejercicio regularmente– Caminar es una excelente opción.
  • Dejar el alcohol, el cigarro y las drogas– No los uses para sentirte mejor.
  • Comer una dieta sana– Balanceada y rica en frutas y verduras
  • Disminuir la cafeína de tu vida lentamente– Notarás una diferencia en tus niveles de estrés y ansiedad
  • Cultivar una red de apoyo– Pasa todo el tiempo que puedas con personas que te hagan sentir bien.
  • Compartir tus pensamientos y temores– Con tus amigos, familiares o un terapeuta. También es útil llevar un diario donde escribas aquello que te hace sentir ansioso, estresado o lastimado. Una encuesta de la Asociación del Trastorno de Ansiedad de América reporta: “Hablar con otros es una condición útil para las personas que padecen Trastorno de Ansiedad; más del 50% reportó mejoría en sus relaciones después de una conversación.”
  • Reír– Ríe tanto como te sea posible y busca las cosas y la gente que encuentres amena y agradable. Como el ejercicio, la risa causa la liberación de endorfinas en el cuerpo. Trate de encontrar lo chistoso y absurdo de las situaciones estresantes.
  • Relajarse y disfrutar la vida -Tómate tiempo para jugar, relajarte y trata de pasar tiempo haciendo tus hobbies o actividades que realmente disfrutas.
  • Identificar los detonantes de tu estrés y ansiedad– Limita los estresores conocidos en tu vida. Evita dificultades con tus colegas, familiares y conocidos tanto como sea posible.
  • Disminuir tus expectativas– Si te sientes ansioso por que las personas o situaciones en tu vida no corresponden a tus expectativas, ajusta tus expectativas.
  • Cambiar el rumbo–Si detectas el inicio de la ansiedad o pánico, trata de romper el ciclo antes de que te sobrepase. Detén lo que estés haciendo y sal a caminar o haz algo que realmente disfrutes para cambiar tus pensamientos.
  • Ayudar– Ayudar a otros a menudo puede sacarte de tus propias preocupaciones y darte perspectiva. Ser voluntario de manera regular o ayudar a alguien necesitado en tu colonia, iglesia, escuela, trabajo o comunidad pueden proveerte de oportunidades para escapar de ti mismo y tus preocupaciones.
  • Mejorar tu relación íntima– Si tu ansiedad se relaciona con aspectos de tu infancia que interfieren con tu habilidad para construir relaciones de amor sanas y de confianza, te puedes beneficiar de aprender maneras de mejorar tus relaciones.

Puedes incorporar herramientas de la Terapia Cognitiva Conductual en tu pensamiento:

  • Prestar atención a tu diálogo interno (las cosas que te dices a ti mismo) y cambia los comentarios devaluatorios y negativos por otros más positivos.
  • Evitar los absolutos. Nota cuando usas expresiones que generalizan con un estilo catastrófico («Siempre me decepciona”, “Ella nunca es buena conmigo”, “Nadie me ayudará”). Dichas afirmaciones rara vez son verdaderas, pero cuando las piensas o dices, tenderás a reaccionar a la situación como si lo fueran, lo cual incrementará tu ansiedad.
  • Usar un lenguaje más balanceado. (“A veces me decepciona”, “Tengo miedo que la gente no me ayude, pero si pregunto, tal vez lo harán”).

Recuerda que si tus sentimientos de ansiedad y/o depresión son muy severos, lo más recomendable es que busques ayuda psicológica. Mientras más pronto te atiendas más rápida será tu recuperación y regresarás a tu vida normal. Hazlo por ti mismo, tus seres queridos y las personas que te rodean.

La Terapia Cognitiva Conductual es un tipo de proceso terapéutico eficaz para tratar los síntomas de ansiedad, así como los Trastornos de Ansiedad, ansiedad generalizada, agorafobia, fobias y estrés postraumático.

Bibliografía:

Ansiedad, Clínica Mayo
Adiós Ansiedad, David Burns